domingo, 19 de marzo de 2017

EN EL DÍA DE SAN JOSÉ

Cuando, tiempo atrás, leí el "Libro de la Vida" de Santa Teresa de Jesús, quedó grabado en mi memoria un párrafo en el que la santa de Ávila manifestaba su gran devoción por San José, del siguiente modo:
 
"Tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él... No me acuerdo hasta ahora de haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer... A otros Santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; de este glorioso Santo, tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender, que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre siendo ayo, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. Esto han visto algunas otras personas a quienes yo decía que se encomendasen a él... No he conocido persona, que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud... Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargaría en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso Santo a mí y a otras personas. Sólo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca, y tenerle devoción..."
 
No cabe duda de que es palabra de santa, y servidora puede corroborar que lo dicho en esas líneas es absolutamente cierto.

San José fue siempre para mí un santo evidente, ese santo visible que contemplaba en multitud de templos pero en quien nunca reparaba con mayor atención, a no ser por estar vinculado su nombre a los dos hombres más queridos por mí, mi abuelo y mi padre, y ligada su festividad al día en que recibí las aguas bautismales. José, ese nombre sencillo, tan evocador de recuerdos, ha tomado una nueva dimensión para mí desde hace poco tiempo, movida por circunstancias... Puedo afirmar que Santa Teresa no mentía cuando exaltaba su poder intercesor.

Me imagino a San José como lo que fue, ese hombre noble, gentil, sencillo, humilde, discreto, justo, prudente, bondadoso, trabajador, obediente a la voluntad divina, modelo de esposo y padre, protector y custodio de dos grandes tesoros llamados Jesús y María.

Esta pobre esclava de María que aquí escribe no podía dejar, en el día de hoy, de realizar un pequeño tributo al que fue el esposo de mi Madre y Señora, agradeciéndole profundamente a Ella el haberme conducido a él en mis necesidades, y agradeciéndole a San José el haberme tomado amorosamente de su mano junto a su Santísima Esposa. Desde ahora San José ya forma parte de mis devociones más queridas.

 
 
 SÚPLICA A SAN JOSÉ
 
¡Oh castísimo esposo de la Virgen María!
Todo el que implora vuestra protección, experimenta vuestro consuelo.
Sed, pues, Vos mi amparo y mi guía.
Pedid al Señor por mí; libradme del pecado,
socorredme en las tentaciones y apartadme del mal.
Consoladme en las enfermedades y aflicciones.
Sean mis pensamientos, palabras y obras fiel trasunto
de cuanto os pueda ser acepto y agradable
para merecer dignamente vuestro amparo en la vida y en la hora de la muerte.
 
¡Oh Glorioso San José! Haced que sea constante en el bien;
corregid mis faltas y alcanzadme el perdón de mis pecados.
Amén.
 
ORACIÓN
 
¡Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María,
Patriarca y Protector de la Santa Iglesia,
a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir
y defender en la tierra la Sagrada Familia!
Protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos,
a TU santa familia, POR tu Hijo, que es la Iglesia,
y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida,
y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna.
Alcánzanos especialmente estas tres gracias:
la de no cometer jamás ningún pecado mortal;
la de un sincero amor y devoción a Jesús y María,
y la de una buena muerte, recibiendo los últimos sacramentos.
 
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vos expire en paz el alma mía.
 
 
 
 Quiero ser como ese Niño Jesús, caminar siempre de la mano de José y María.
 
María Luz.
 
 
FOTOS: María Luz
 
 
 

miércoles, 15 de marzo de 2017

EL SUEÑO DEL REY CARLOS III

Con motivo de la conmemoración del tercer centenario del nacimiento del rey Carlos III de España, el Palacio Real de Madrid acoge la exposición "Carlos III. Majestad y ornato en los escenarios del rey ilustrado", en la que se muestra un recorrido por la vida cotidiana del monarca y su familia, y en la que se plasma perfectamente la suntuosidad y la funcionalidad de todas las piezas expuestas.
 
Al ser este un blog espiritual, deseo centrarme única y exclusivamente en un grupo de piezas piadosas expuestas en dos de las variadas secciones de la muestra: el dormitorio del rey y su capilla ardiente. Es por ello que he querido titular esta entrada con la expresión "El sueño del rey", haciendo referencia tanto al sueño nocturno a lo largo de su vida como a su sueño eterno. Tanto uno como otro bajo la mirada de las obras piadosas que expongo a continuación y que estoy segura que los lectores apreciarán tanto como yo.
 
 
EL REAL DORMITORIO DE CARLOS III
 
El dormitorio del rey constituye un conjunto decorativo neoclásico, cuyo principal artífice fue el pintor Anton Raphael Mengs, destacando especialmente las obras pictóricas religiosas que ayudaban al monarca en sus devociones matinales y vespertinas.
 
 
 
 
 
"Inmaculada Concepción"
 
 
"Oración en el huerto"
 
"La Flagelación"
 
"Caída de Cristo camino del Calvario"
 
 
En la parte superior, "El Padre Eterno".
Aparece representado Dios Padre en gloria, el Espíritu Santo, flanqueados por dos ángeles.
Bajo el mismo, "Lamentación sobre Cristo muerto"
El cuerpo de Nuestro Señor aparece sostenido por San Juan, con María Magdalena arrodillada a sus pies, y de pie la Virgen María implorando a lo alto. En el suelo, las reliquias de la Pasión (rótulo de la cruz, corona de espinas, clavos, martillo y tenazas). En el ángulo superior izquierdo, aparece el Gólgota iluminado con las tres cruces.
 
"Noli me tangere"
Tema clásico en la pintura religiosa, que muestra a Nuestro Señor resucitado y a María Magdalena.
 
 
CAPILLA ARDIENTE DEL REY CARLOS III
 
Carlos III murió el 14 de diciembre de 1788, siendo instalada su capilla ardiente en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. Siguiendo la etiqueta de la Casa de Austria, se desmontó la decoración habitual del salón, cubriéndose las paredes con alguna de las tapicerías más emblemáticas de las Colecciones Reales, en concreto, "La conquista de Túnez por Carlos V". La cama mortuoria se situó bajo un dosel y en un estrado ricamente alfombrado. Además se montaron siete altares para decir continuamente Misas por el alma del monarca. Dicha capilla era pública, permitiendo que cualquier persona pudiera entrar para ver a Su Majestad difunto. Con ocasión de la exposición, Patrimonio Nacional ha recreado la instalación de la capilla ardiente en un intento de que los visitantes puedan ser testigos de la suntuosidad con que el monarca fue presentado en su paso a la eternidad.
 


Tanto la cama como el dosel datan de la primera mitad del siglo XVIII, bordados en hilo entorchado de plata, seda lasa, felpilla de seda sobre damasco de seda.
La cama encaja perfectamente bajo el dosel, colocación que sigue fielmente el ceremonial propio de la Casa de Austria.
La cama se conserva habitualmente en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, mientras que el dosel se encuentra en el Palacio Real de Madrid.
 
Uno de los altares estaría presidido por la imagen de la Inmaculada Concepción, en concreto este bello lienzo de Mariano Salvador Maella.
 
"Inmaculada Concepción" - Mariano Salvador Maella
A lo largo de toda su vida, Carlos III se batió ante la Santa Sede para elevar a dogma el culto de la Inmaculada Concepción. Esta pintura fue un encargo del monarca al pintor valenciano, coincidiendo con el decreto de incorporación de la Junta de la Inmaculada Concepción a la Real Orden de Carlos III. El lienzo presidió el oratorio del monarca en el Palacio Real de Aranjuez.
 
 
 
He querido dejar para el final este "Santísimo Cristo de la Agonía", de marfil sobre madera de caoba - Anónimo italiano (1700) que se conserva en el Real Convento de San Pascual de Aranjuez.
Junto al lienzo anterior, lo más destacado de la Capilla Ardiente es este Cristo que constituye una representación clásica sin señales de martirio, y que llamó especialmente mi atención por estar bella y minuciosamente tallado, destacando la expresividad de su rostro que dirige la mirada hacia el cielo.
 
 
FOTOS: Patrimonio Nacional / Google

jueves, 2 de marzo de 2017

PENSAMIENTOS DEL SANTO CURA DE ARS

Los lectores de este blog conocen mi admiración y veneración por San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars. Desde el momento en que le descubrí leyendo su preciosa biografía, escrita magistralmente por Monseñor Francis Trochu, el Santo Cura pasó a formar parte del grupo de mis santos predilectos.

Como dicha lectura me había sabido a poco, decidí leer sus sermones, que no hicieron más que reafirmar la sensación que me produjo la lectura de su biografía. Desde entonces, aprovecho para leer todo aquello relacionado con su persona y sus enseñanzas.

Muy pocas veces alguien tiene la capacidad de traspasar de una forma tan intensa el filtro de mis emociones y de mi espíritu, y quedarse para siempre en mi alma. Por esta razón, he dedicado parte de mi tiempo a recopilar pensamientos del Santo Cura de Ars para compartirlos en esta ventana espiritual. Se trata simplemente de una pequeña muestra de todos ellos. En algunos se aprecia la forma tan bella y poética en que se expresa, recurriendo a ejemplos de la naturaleza, que tan bien conocía pues, rodeado de la misma, se había criado como hijo de campesinos. En todos ellos se respira el alma de este gran santo y su infinito amor a Dios.

Espero que les resulten tan inspiradores, instructivos y reconfortantes como a mí.

Foto: María Luz

 
"Si sentís temor ante las opiniones de los demás, no deberíais ser cristianos".

"El alma debe moverse hacia la oración como el pez debe moverse hacia el agua; ambos son un estado puramente natural".

"Quien, cuando está siendo tentado, hace la Señal de la Cruz con devoción, hace que el infierno tiemble y que el Cielo se regocije".
 
"La paz...sería necesario, primero, lograrla en uno mismo".

"Respira el perfume de la viña en flor, menos suave que el de un alma que se halla en paz con Dios".
 
"En el amor de Dios encontraremos nuestra paz, nuestra perfección, nuestro mérito, nuestra gloria, nuestra felicitad, para este mundo y para el otro".
  
"Cuando Nuestro Señor habita un alma, la colma de alegría y felicidad, y le comunica un amor generoso que todo lo hace y todo lo sufre para agradarle".
 
"Nuestro Señor está ahí escondido y espera que vayamos a visitarle. Si se presentara con toda su gloria ante nosotros, no osaríamos aproximarnos".
 
"El buen Dios nos ha puesto sobre la Tierra para ver cómo nos conducimos y si Le amamos".
 
"Quien ama de verdad al buen Dios, es como un árbol plantado en el borde de un limpio arroyo. Es decir, es continuamente refrescado por las dulzuras de la gracia que caen sobre su alma como un rocío celeste".
 
"La gracia de Dios nos ayuda a caminar y nos sostiene. Nos es tan necesaria como las muletas a los que tienen mal sus piernas".
 
"Dios opera en  nuestras almas según el grado de nuestras acciones, de nuestros deseos, de nuestros actos interiores producidos a tal fin. Un vaso contiene el agua de una fuente según su capacidad".
 
"Nada más glorioso ni más honorable para un cristiano que portar el nombre de hijo de Dios...Mostrémonos dignos de nuestro Padre".
 
"Cuando somos conducidos por un Dios de fuerza y de luz, no podemos equivocarnos. Es Él quien nos hace distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre el bien y el mal".
 
"Seréis responsables ante Dios de todas las buenas obras que vuestra generación hubiera acometido hasta el fin del mundo y que no serán realizadas por vuestra culpa".

"El buen cristiano une todas sus acciones, sus penas, sus oraciones y todos los latidos de su corazón a los méritos de la Iglesia entera...Es como aquél que reúne un montón de paja y le prende fuego; la llama sube bien alto, creando una hoguera; si sólo prendemos fuego a una paja, se apaga enseguida".

"No sois solamente hermanos, sino algo mucho más hermoso, todos juntos conformáis un mismo cuerpo con Jesucristo, cuya carne y sangre os sirven de alimento cada día".

"Hay algunos que dicen: "Hago mucho mal, el buen Dios no puede perdonarme". Esto es una gran blasfemia. Es poner un límite a la misericordia de Dios, y ésta no tiene fin, es infinita".

"La Virtud pasa del corazón de las madres al corazón de los hijos que hacen de buena gana aquello que les ven hacer a ellas...Que vuestros hijos recuerden mejor todo aquello que os han visto hacer que aquello que les habéis dicho".

"La única felicidad que tenemos sobre la tierra es amar a Dios y saber que Dios nos ama".

"Alma mía, tu vas a conversar con el buen Dios, trabajar con Él, caminar con Él, combatir y sufrir con Él...Tú trabajarás, pero Él bendecirá tu trabajo; tu caminarás, pero Él bendecirá tus pasos; tú sufrirás, pero Él bendecirá tus lágrimas".

"¿No somos nosotros más felices que Simeón? Nosotros podemos tener al Señor siempre, si así lo queremos...Él no viene únicamente a nuestros brazos, sino a nuestro corazón".

"Los religiosos y religiosas lo han dejado todo para tenerlo todo. ¿Qué convierte a la vida religiosa en tan meritoria? La renuncia a la voluntad en cada instante, esa muerte continua a todo lo que hay de vivo en nosotros".

"No hay más que una manera de darse a Dios en el ejercicio de la renuncia y del sacrificio: darse por completo sin guardar nada para sí".

"Sea quien sea el sacerdote, siempre es el instrumento del cual se sirve el buen Dios para distribuir Su Palabra".

"La única manera de agradar a Dios es permanecer sumiso a Su voluntad en todas las circunstancias de la vida".

"Algún día veremos que habríamos podido satisfacer a la justicia divina simplemente con las pequeñas miserias de la vida que estamos obligados a sufrir".

"El Padre se complace en contemplar el corazón de la Santísima Virgen  como la obra maestra de Sus manos".

"La Santísima Virgen es esa bella criatura que jamás decepcionó al buen Dios".

"Los profetas han proclamado la gloria de María antes de su nacimiento: ellos la compararon con el sol. En efecto, la aparición de la Santísima Virgen bien puede compararse con un sol resplandeciente en un día de niebla".

"La Santísima Virgen ama tanto a los pobres, que son los amigos de Su Hijo, que ciertamente Ella vendrá en mi socorro".

"Allí donde la Santísima Virgen es honrada, Ella hace milagros".

"La Santísima Virgen nos ha engendrado dos veces: en la Encarnación y al pie de la Cruz. Por tanto, Ella es dos veces nuestra Madre".

"Cuando nuestras manos han tocado aromas, ellas impregnan del aroma todo aquello que tocan. Pasemos nuestras oraciones por las manos de la Santísima Virgen y Ella las aromatizará".

"La Santísima Virgen se sitúa entre Su Hijo y nosotros. Cuanto más pecamos, más ternura y compasión tiene Ella por nosotros. El hijo que causa más lágrimas a su madre es el más querido en su corazón".

"El corazón de esta Buena Madre no se compone más que de amor y misericordia; Ella desea vernos felices. Simplemente basta girarse hacia Ella para verse satisfecho".

"El Hombre ha sido creado por amor, es por ello que se siente tan inclinado a amar".

"La humildad es a las virtudes lo que la cadena es al Rosario; quitad la cadena y todas las cuentas se van; quitad la humildad y todas las virtudes desaparecen".

"A veces se dice que Dios castiga a los que ama. No es verdad. Para aquellos a quienes Dios ama, las pruebas no son castigos, sino gracias".

"Una casa que se eleva sobre la Cruz no temerá ni al viento, ni a la lluvia, ni a la tormenta".

"Hay dos formas de sufrir: sufrir amando y sufrir sin amar. Los santos sufrieron todo con paciencia, alegría y perseverancia porque ellos amaban. Nosotros sufrimos con cólera, con despecho, con fastidio, porque no amamos".

"Los sufrimientos, las penas, las enfermedades ennoblecen al cristiano en la medida en que le vuelven similar a nuestro Divino Salvador y a Su Santísima Madre".

"Si el jardinero se descuida en arrancar las malas hierbas de su jardín, muy pronto echarán raíces, y le resultará mucho más difícil erradicarlas que si lo hubiera hecho cuando estaban naciendo".

"El buen Dios quiere que luchemos, que nos esforcemos en impedir la cizaña que todo lo invade".

"Lo que constituye un gran ayuno, muy agradable a Dios, es combatir el amor propio, combatir el orgullo, combatir la repugnancia a hacer lo que no gusta o a estar con personas contrarias a nosotros".

"Si no hacéis ningún sacrificio, no tendréis nada que recolectar...Un día, os daréis cuenta que no habéis hecho nada para ganar el cielo".

"El hombre no es solamente un animal de trabajo, es también un espíritu creado a imagen de Dios. No vive solamente de pan, sino de oraciones, de fe, de adoración y de amor".

"La oración es a nuestra alma lo que la lluvia es a la tierra. Abonad la tierra todo lo que queráis; si falta la lluvia, todo lo que hagáis no servirá de nada".

"Nuestra lengua no debería ser empleada más que en rezar, nuestro corazón en amar, nuestros ojos en llorar".

"No olvidéis nunca que la limosna borra nuestros pecados y nos preserva de cometer otros".

"No es el pecador el que regresa a Dios para pedirle perdón, sino Dios mismo quien corre tras el pecador y le hace regresar a Él".

"El demonio tienta a las almas que quieren salir del pecado y a aquellas que están en estado de gracia. Las demás almas le pertenecen, no necesita tentarlas".

"La tentación es un medio para ganar el cielo. En el poco tiempo que permanecemos sobre la tierra, si no sentimos ninguna tentación, ¿qué mérito tendríamos de hacer el bien?".

"El buen Dios tiende la mano y da Su gracia a los que la piden...Con la gracia de Dios, que nunca nos es negada, podemos triunfar".

"El pobre será juzgado según el uso que haya hecho de vuestra limosna, y vosotros...vosotros seréis juzgados por la limosna que habríais podido dar y que no disteis".

"Cuando uno va a confesarse, debe comprender lo que va a hacer. Podríamos decir que va a desclavar de la cruz a Nuestro Señor".

"Los enemigos nos rinden un gran servicio porque nos hacen ganar méritos amándolos. Cuando no hayáis recibido del mundo más que palabras ultrajantes, rezad por vuestro enemigo, y Dios os perdonará".

"El hombre justo que vive de la fe se parece a una joven parra de moscatel cargada de racimos: él extiende a su alrededor el aroma de sus virtudes y la abundancia de sus obras".

"Los buenos deseos son el soplo del Espíritu Santo que ha pasado sobre nuestra alma y lo ha renovado todo, como ese viento cálido que funde el hielo y trae la primavera".

"Era primavera; los matorrales estaban llenos de pajarillos inquietos que cantaban. Escucharlos me proporcionaba placer y me decía a mí mismo: pobres pajaritos, ¿no sabéis lo que decís? ¡Qué lástima!...Vosotros ensalzáis a Dios".

"Simplemente debemos decir "sí" y dejarnos conducir".

"Si tenéis mucho, dad mucho; si tenéis poco, dad poco, pero dad de buen corazón y con alegría...Veréis como Él os vence en generosidad".

"¿Qué diríais de un hombre que trabaja el campo del vecino y deja el suyo sin cultivar? Vosotros escudriñáis continuamente en la conciencia de los demás, y dejáis la vuestra en baldío".

"Mi debilidad y mi miseria me entristecen, pero Vuestra Misericordia me tranquiliza".

"¡Ah!, si comprendiéramos Su amor, si pudiéramos ver Su corazón inflamado de bondad, de compasión, de misericordia, aborreceríamos y lloraríamos día y noche nuestros pecados".

"Pienso a menudo en la alegría de los apóstoles cuando volvieron a ver a Nuestro Señor. ¡La separación había sido tan cruel!, ¡Nuestro Señor los amaba tanto, era tan bueno con ellos! Presumiblemente, Él los abrazó diciéndoles: "La paz sea con vosotros". Es así como Él abraza nuestra alma cuando oramos. Él nos dice también: "La paz sea con vosotros".

"Cuando el sacerdote nos da la absolución, sólo debemos pensar una cosa: que la sangre del buen Dios se derrama sobre nuestra alma para lavarla, para purificarla y volverla tan bella como era tras el Bautismo".

"Dios nos da tantas gracias en abundancia, que para ir al cielo sólo debemos desearlo...Todo nuestro mérito consiste en cooperar con la gracia".

"Nuestro Señor nos muestras el camino en la figura de Simón de Cirene: Él llama a sus amigos a portar la Cruz tras Él".

"Nosotros estamos en este mundo pero no somos de este mundo, pues todos los días decimos: "Padre nuestro que estás en el cielo..." Por tanto, debemos esperar nuestra recompensa cuando estemos en nuestra casa, en la casa del Padre".

"Es por la Cruz por donde se llega al cielo. La Cruz es la escalera del cielo".

"El hombre fue creado para el cielo. El demonio destrozó la escalera que allí conduce. Nuestro Señor, por Su Pasión, la ha reconstruido...La Santísima Virgen está en lo alto de la escalera y la sostiene con sus dos manos".

"Uno no entra en una casa sin hablar al portero. Pues bien, la Santísima Virgen es la portera del cielo".

"La Cruz es la llave que abre la puerta del cielo".

"Un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, es el mayor tesoro que el buen Dios puede conceder a una parroquia y uno de los más preciosos dones de la misericordia divina".

"Es el sacerdote quien continúa la obra de la redención sobre la tierra".

"El sacerdote tiene la llave de los tesoros celestiales, es él quien abre la puerta, es el administrador de los bienes del buen Dios".

"El alma pura es como una bella rosa sobre la cual las tres Personas divinas se inclinan para respirar su perfume. Es como un espejo bien pulido que refleja el cielo".

"Quien comulga se pierde en Dios como una gota de agua en el océano. No pueden ser separados".

"La Comunión transforma al alma como un golpe de viento transforma un fuego que comienza a apagarse pero en el que quedan todavía muchas brasas".

"Quien conserva la inocencia de su Bautismo es como un niño que jamás ha desobedecido a su padre".

"El buen Dios no bendice las uniones en las que Él no ha sido consultado".

"La mejor manera de oír la Santa Misa es unirse al sacerdote en todo lo que dice, seguirle en todas sus acciones, tanto como se pueda...Sería necesario dedicar al menos un cuarto de hora en prepararse bien para oír la Santa Misa".

"La carrera en la cual entramos después de nuestro bautismo es similar a los campos en la época de las frutas...No hay más que tomarlas con las manos y recogerlas. Tras el bautismo, todas las gracias y dones del cielo están a nuestra disposición".

"El alma en la que reside el Espíritu Santo exhala un buen aroma, como el de la viña en flor".

Venid a la Comunión, venid a Jesús! ¡Venid a vivir de Él con el fin de vivir para Él!".

"El Espíritu Santo es un jardinero que trabaja nuestra alma".

"El Padre es nuestro creador, el Hijo es nuestro redentor y el Espíritu Santo nuestro conductor".

"No os asustéis de vuestra carga. Nuestro Señor os ayuda a llevarla. El buen Dios sabe bien lo que hace, y cuando da muchos hijos a una madre, es porque la juzga digna de educarlos. Es toda una muestra de confianza por su parte".

¡Oh Alma mía, qué grande eres, pues sólo Dios puede contentarte!".

"Si tuviéramos fe, veríamos a Jesucristo en el Santísimo Sacramento como los ángeles lo ven en el cielo. Él está ahí, nos espera".

"No son las largas y hermosas oraciones las que Dios aprecia, sino las que se formulan desde el fondo del corazón con un gran respeto y verdadero deseo de agradar a Dios".

"Yo no le digo nada...Yo le aviso y Él me avisa...No es necesario hablar demasiado para rezar bien".

"Abramos nuestro corazón y el buen Dios abrirá el suyo. Nosotros iremos a Él y Él vendrá a nosotros...Uno para pedir, el otro para recibir; será como un soplo del uno al otro".

"La oración es una dulce amistad, una familiaridad resplandeciente. Es una dulce conversación entre un hijo y su padre".

"La oración es como el fuego que infla un globo y lo eleva al cielo".

"Una flor sin sol no tiene ni belleza ni resplandor. Lo mismo sucede a nuestra alma en relación con Jesucristo".

"Somos como niños pequeños, no sabemos andar por el camino del cielo. Vacilamos y nos caemos si la mano de Dios no está siempre ahí para sostenernos".

"Jamás se nos hubiera ocurrido pedir a Dios a Su propio Hijo. Pero Dios, en Su amor, ha dicho, concebido y ejecutado lo que el hombre no puede decir, ni concebir, ni jamás hubiera osado desear".

"Es muy bella la unión de Dios con su pequeña criatura. En esta unión íntima, Dios y el alma son como dos porciones de cera que se funden juntas".

"Aquellos que son guiados por el Espíritu Santo tienen ideas justas. He aquí la razón por la que hay tantos ignorantes que saben mucho más que los sabios".

"El corazón de los santos es firme como una roca en medio del mar".

(A propósito de la Comunión)..."Al lado de este bello Sacramento, somos como la persona que muere de sed al lado de un río: no tendría más que girar su cabeza. Somos como la persona que permanece pobre al lado de un tesoro: no tendría más que estirar su mano".

"Yo era muy feliz en casa de mi padre cuando llevaba mis ovejas y mi asno a pacer; tenía tiempo para rezar al buen Dios, para meditar, para ocuparme de mi alma".

"Si pasáis por delante de una iglesia, entrad a saludar a Nuestro Señor. ¿Se puede pasar por la puerta de un amigo sin decirle buenos días?".

"A veces basta contemplar una imagen para conmovernos y convertirnos".

"Para conservar la pureza, se necesitan tres cosas: la presencia de Dios, la oración y los sacramentos. Hay una más: la lectura de las vidas de santos, lectura que alimenta el alma".

"¡Qué desgraciado es un sacerdote que no tiene vida interior! Para ello es necesario el silencio, la tranquilidad, el retiro".

"Un cristiano que es guiado por el Espíritu Santo no se apena por dejar los bienes de este mundo y correr tras los bienes del cielo. Sabe distinguirlos bien".

"La vida interior es un baño de amor en el cual se sumerge el alma".

"Cuanto más rezamos, más queremos rezar. Es como un pez que nada en la superficie del agua, que se sumerge en seguida y va siempre por delante. El alma se sumerge y se pierde en las dulzuras de la conversación con Dios".

"Un alma pura se parece a un lirio...a un hermoso lago de agua clara y limpia que permite ver todo lo que hay en el fondo".

"Nadie más que el Espíritu Santo puede elevar y portarla en alto...Cada mañana, deberíamos decir: "Dios mío, enviadme vuestro Espíritu Santo para que me haga conocer lo que soy y lo que sois Vos".

"¡Pocos cristianos dispuestos a seguir a Cristo, como la Santísima Virgen, hasta el Calvario!"

"La comunión espiritual es como una brisa suave y perfumada que atraviesa regiones llenas de flores repletas de fragancia".

"Si se tiene fe, se verá a Dios escondido en el sacerdote, como una luz tras un cristal, como un vino mezclado con agua".

"Es el Espíritu Santo quien disipa la niebla que el demonio coloca ante nosotros para hacernos perder el camino del cielo".

"No desconfiéis de la Divina Providencia...Hace que vuestra cosecha crezca y os concederá el momento de recogerla".

"Una persona en boca de los murmuradores, se parece a un grano de trigo bajo la rueda del molino donde es desgarrado, aplastado y completamente destruido".

"Cada vez que me inquieto, el buen Dios me castiga por mis inquietudes y me envía recursos inesperados".

"Cuando estamos caminando y divisamos un campanario, esa vista debería hacer latir nuestro corazón como la vista del hogar donde mora su bien amado haría latir el corazón de la esposa".

"El hombre que tiene la dicha de conservar la paciencia y la dulzura es, en esa calma, una imagen sensible de Dios".

"Es aconsejable dedicarse cada día a una lectura piadosa, de la misma manera que nos dedicamos a ingerir nuestra comida".

"Aquellos que no tienen un combate que librar ni soportan una pena en este mundo son como aguas muertas que se estancan pero, aquellos que soportan las penas, los sufrimientos y los combates, son como aguas rápidas que se vuelven más limpias cuando pasan por las rocas y caen en cascadas".

"El alma, bajo la acción de la gracia, se parece a esos pájaros que simplemente rozan el suelo y planean constantemente en el aire".

"El hombre que se atormenta, que se agita, que quiere dominarlo todo, que se cree algo, que parece decirle al Sol: "¡Retírate, déjame iluminar el mundo en tu lugar!"...Llegará el día en que ese hombre orgulloso será reducido a cenizas transportadas de río en río hasta llegar al mar".

"De la misma manera que la tierra no puede producir si el sol no la fecunda, de la misma forma nosotros no podemos hacer nada bien sin la gracia del buen Dios".

"Los únicos felices en este mundo son aquellos que tienen calma en su alma; en medio de las penas de la vida, ellos disfrutan la alegría de ser hijos de Dios".

"Nuestras faltas son granos de arena al lado de la gran montaña de la misericordia de Dios. Su misericordia es como un torrente desbordado...Arrastra los corazones a su paso".

"Nunca deberíamos perder la presencia de Dios de la misma forma que no perdemos la respiración. La oración constituye la felicidad del alma en la tierra".

"¡Qué dulce y consoladora es la santa presencia de Dios!...Uno nunca se cansa, las horas pasan como minutos...¡Es un adelanto del cielo!"

"De la oración dimana una dulzura sabrosa, como el jugo que se extrae de un racimo bien maduro".

"En primer lugar, es necesario que pongáis orden en vuestras conciencias. Tras esto, enseguida podréis poner orden en vuestros asuntos".

"Sin el Espíritu Santo, somos como una piedra del camino...De una piedra no sale nada...La piedra es el corazón duro y frío en el que el Espíritu Santo no habita".

"No es la grandeza de las acciones la que les proporciona el mérito, sino la pureza de intención con la cual las hacemos".

"Después de haber pasado toda la semana sin prácticamente pensar en Dios, es justo emplear el domingo en rezar para darle gracias. La profanación del domingo conduce a la indiferencia".

"La puerta del cielo está cerrada al odio. En el cielo, no hay resentimiento".

"Contra la tentación son necesarias tres cosas: la oración para iluminarnos, los sacramentos para fortalecernos y la vigilancia para preservarnos".

"Las espinas rezuman el bálsamo y la cruz transpira la dulzura, pero es necesario exprimir las espinas en las manos y estrechar la cruz sobre el corazón para que ambas destilen el jugo que contienen".

"Seremos examinados sobre el bien que podríamos haber hecho y que no hicimos, sobre los pecados de otros de los cuales nosotros fuimos la causa".

"¿Qué queréis que el buen Dios os conceda, cuando no contáis más que con vuestro trabajo y nunca con Él?"

"Aquellos que no tienen fe tienen el alma más ciega que aquellos que carecen de vista. Estamos en este mundo como en medio de la niebla; pero la fe es el viento que disipa la niebla y que hace brillar sobre nuestra alma un sol resplandeciente".

"Cuando en nuestra mente surge un buen pensamiento, es el Espíritu Santo quien nos visita".

"¡Qué felices debemos sentirnos cuando los pobres vienen a pedirnos! Si no vinieran, tendríamos que ir a buscarlos, y no siempre se tiene tiempo para ello".

"Las mínimas faltas contra la caridad deben ser vistas como ultrajes hechos a Jesucristo".

"Cuando habéis hecho una buena confesión, habéis encadenado al demonio".

"El medio más seguro de alumbrar este fuego (el amor de Nuestro Señor) en el corazón de los fieles, es explicarles el Evangelio, ese libro del amor en el que Nuestro Señor se muestra en toda la amabilidad de su dulzura, de su paciencia, de su humildad, siempre consolador y amigo del hombre".

"Quien sufre con impaciencia pierde el cielo, quien sufre con paciencia gana el cielo, pero quien sufre con alegría tiene el cielo asegurado ".

"Contemplando los ríos, las montañas, los pájaros que revolotean por todas partes, los peces que habitan las aguas...Contemplando el movimiento de la Creación, especialmente la belleza del cielo, la multitud de estrellas...Que todo ello os anime, os exalte, os haga deshaceros en bendiciones y alabanzas".

"La cólera aniquila la paz y el reposo de las familias. Siembra a manos llenas la desunión, la enemistad, el odio...A menudo enfurecéis, culpáis... En lugar de tanto hablar, más valdría rezar".

"El orgullo es la cadena del rosario de todos los vicios; la humildad es la cadena del rosario de todas las virtudes".

Pobres pecadores"...Cuando pienso que muchos de ellos morirán sin haber degustado, simplemente durante una hora, la felicidad de amar a Dios..."

"¡Cuántas almas podemos convertir con nuestras oraciones! Quien saca un alma del infierno, salva ese alma y la suya propia".

"La cruz abraza al mundo entero. Está plantada en los cuatro rincones del universo. Hay una porción para todos".

"El Espíritu Santo es la fuerza que sostiene a los mártires. Sin el Espíritu Santo, los mártires caerían como las hojas caen de los árboles".

"En este mundo, el viento sopla siempre...Las pasiones provocan la tempestad en nuestra alma".

"El orgullo es un viento tan fino, tan sutil, que penetra en casi todas nuestras acciones".

"El modo de derribar al demonio cuando suscita en nosotros pensamientos de odio contra los que nos hacen mal, consiste en rezar enseguida por su conversión".

"Cuando no tenéis el amor de Dios, sois bien pobres. Sois como un árbol sin flores y sin fruto".

"En el alma que está unida a Dios, siempre es primavera".

"Conocemos el precio de nuestra alma según los esfuerzos que hace el demonio para perderla. El infierno se alía contra ella, el cielo se alía con ella...¡Dichosas las almas tentadas! Cuando el demonio prevé que un alma tiende a la unión con Dios, redobla sus esfuerzos.

"Los combates nos sitúan al pie de la cruz, y la cruz nos conduce a la puerta del cielo".

"San Agustín dice que quien teme a la muerte no ama a Dios. Es muy cierto. Si estuvierais separados de vuestro padre durante largo tiempo, ¿no estaríais felices de volver a verle?".

"¿Qué dirección tomará nuestra alma? Aquella que le hayamos dado en la tierra".

"Debemos desear lo que Dios quiere. Él quiere santificarnos a través de la paciencia. Una hora de paciencia vale más que varios días de ayuno".

"A los ojos de Dios, somos lo que somos: ni más ni menos".

"Cuando llegue el día del Juicio, ¡qué felices estaremos de nuestras desgracias, orgullosos de nuestras humillaciones, y ricos con nuestros sacrificios!".

"Aquellos que no se esfuerzan en vencerse y en lograr dignos frutos de penitencia son como los árboles en invierno: no tienen hojas ni frutas, y sin embargo no están muertos".

"La predicación de los santos está constituida por sus ejemplos. No todos los santos comenzaron bien, pero todos terminaron bien. Nosotros hemos comenzado mal, tratemos de terminar bien".

"Todos podemos convertirnos en santos. Si no es por la inocencia, al menos será por la penitencia".

"El tesoro de un cristiano no está en la tierra sino en el cielo. Dirijamos, pues, nuestro pensamiento hacia donde está nuestro tesoro".

"No debemos escuchar al demonio que, después de conducirnos a hacer el mal, busca empujarnos hacia la desesperanza".

"La práctica de la oración para liberar almas del purgatorio es, después de la oración por la conversión de los pecadores, la más agradable a Dios".

"Si hago reinar al buen Dios en mi corazón, Él me hará reinar junto a Él en Su Gloria".

"Los santos son como pequeños espejos en los que Jesucristo se contempla".

"Quien luche y combata por su Dios, lucirá como un hermoso sol".

"El buen Dios nos situará a cada uno en el lugar que mejor le convenga, como un arquitecto sitúa las piedras en una construcción".

"La cruz es un don que el buen Dios hace a sus amigos".

"Si los ángeles pecan, son precipitados en el infierno. Si el hombre peca, Dios le promete un Libertador".

"Por la fe, creemos en aquello que Dios nos ha prometido; creemos que Le veremos un día, que Le poseeremos, que estaremos con Él en el cielo eternamente".

"El pecado oscurece la fe en la almas como la niebla espesa oscurece el sol ante nuestros ojos: apreciamos que es de día, pero no podemos distinguir el sol".

"Los mandamientos de Dios son las enseñanzas que Él nos ofrece para seguir el camino del cielo, como los rótulos situados en los caminos y en las calles para indicar sus nombres".

"Cuando uno tiene el espíritu del mundo, está atormentado sin cesar...Cuando uno menosprecia todo aquello que es perecedero para no ver ni amar más que al buen Dios, este grado de perfección nos da siempre la victoria frente al demonio".

"La gran desgracia de quien no recurre al divino alimento para atravesar el desierto de la vida, se parece a la persona que muere de hambre al lado de una mesa bien servida".

"Si retomamos la oración, sentimos renacer en nosotros el pensamiento y el deseo de las cosas del cielo...Es una balanza que nos eleva hacia el buen Dios y Le hace descender hacia nosotros".

"Si os veis imposibilitados de rezar, escondeos tras vuestro buen ángel y encargadle que rece en vuestro lugar".

"La oración es un anticipo del cielo...Las penas se funden ante una oración bien hecha como la nieve ante el sol".

"Deberíamos hacer como los pastores que están en el campo durante el invierno...Hacen un fuego, pero de vez en cuando, recogen leña en los alrededores para mantenerlo vivo. Si supiéramos, como los pastores, mantener vivo el fuego del amor de Dios en nuestros corazones a través de la oración y de las buenas obras, no se apagaría jamás".

"Por Su Encarnación, Dios oculta Su Divinidad...para convertirse en visible a nuestros ojos".

"En este misterio de la Encarnación, Él ha querido ocultar Su grandeza y Su poder...pero Su misericordia resplandece por todas partes".

"Cuando pienso en el cuidado que el buen Dios me dispensa, cuando repaso Sus bondades, el reconocimiento y la alegría de mi corazón desbordan por todas partes".

"Nuestro amor será la medida de la gloria que tendremos en el Paraíso. Las nieblas que oscurecen nuestra razón se verán disipadas. Nuestro espíritu tendrá la inteligencia de todas aquellas cosas que permanecen ocultas para nosotros aquí abajo".

"He aquí una buena norma de conducta: haced sólo aquello que podáis ofrecer al buen Dios".

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Con esta recopilación, quiero rendir  mi pequeño y humilde tributo a San Juan María Vianney, con infinito agradecimiento a quien se ha convertido para mí en un auténtico guía espiritual. Siendo el Santo Cura de Ars el patrón de todos los sacerdotes, sirva esta recopilación también de homenaje a todos ellos, que con sus piadosas y sabias directrices cuidan de nuestras almas.

Gracias San Juan María Vianney por sus enseñanzas y por abrir mis ojos ante tantas realidades. Gracias por su presencia y compañía en cada momento de mi vida durante los últimos tiempos, por guiarme, por mantenerme a flote, por mostrarme el camino del cielo, aun cuando soy consciente de que a mi pobre alma le queda todavía tanto camino por recorrer...
 
"Por allí por donde pasan los Santos, Dios pasa con ellos"

Foto: María Luz